Cadáveres de flores

 

Flores en mis tobillos

Flores alrededor de mis muslos

Flores brotando desde todos los orificios de mí

                                                                    /cuerpo

Flores anales

vaginales

lacrimales

flores de turbios colores seminales

Flores perfumando el vino en que sumerjo

trozos de carne floja que morirán conmigo

Flores regadas por mi habitación vacía

confundidas con mis prendas interiores

Flores colgando del hacha del verdugo

flores orlando las sienes del desvelo

Flores que venderé a la entrada de un cine

y que arrojaré desde una rueda moscovita

Flores de plumas

flores de pelos

flores saliendo en procesión

desde un pubis despoblado

Flores adornando la montura

de la jinetera más joven

flores de vientos encontrados

flores de vientres encontrados

Flores colgando de la solapa de una gánster

flores de tallos largos

y corolas hambrientas

El día en que me ahogue para siempre

tendré repletos los bolsillos

con cadáveres minúsculos de flores


(de Último regreso a Edén)


Palabra de mujer

(A Susana Cepeda)

Una mujer se va a lanzar

desde lo más alto de su cerebro en llamas

tuvo que escoger

entre ser devorada por angustias dementes

o irse llevándose consigo

la parte más difícil de sí misma

Se ubica tras de sus espaldas

y se empuja hacia el vacío

Desciende velozmente

su cuerpo va chocando

contra ángeles de vidrio

ubicados sin remedio

en los pisos impares de la noche

y no llega a estrellarse

como estaba previsto

no se convierte en polvo

su cuerpo de por sí ya fragmentado

La salva su palabra

que se abre sensual y plena

en el último instante

Todo esto pasó

así como lo cuento

palabra de mujer

palabra sagrada

palabra por completo consagrada

a ser siempre mujer

sin dejar de ser palabra


( de Espalda mordida por el humo)


He vuelto a traicionarme

 He vuelto a traicionarme

he vuelto a venderme

por una irrisoria cantidad de palabras

Cuando oraba

en el jardín de los cerezos

me he señalado

con este índice que hurga en mis neuronas

los últimos resabios del lenguaje

y le he dicho a mis persecutores

ahí esta

prendedla

esa es la mujer que ayuna en el desierto

mientras come

de lo más incorruptible de su carne

Ahí está la que se atribuye el rol

de sanadora de males

cuando no es capaz ni de sanar

la llaga que supura en su costado

No dejéis que escape a su destino

prendedla

qué os detiene para llevarla a rastras

hacia el monte que la espera

con una enorme cruz esvástica

Prendedla

antes de que haga uso de sus viejas artimañas

antes de que se ponga

a caminar sobre las aguas

antes de que multiplique los panes

y convierta su sangre

en vino coagulado

no os  equivoquéis

es aquella a quien voy a besar en la mejilla

porque eso fue lo que acordamos

cuando me pidió que la entregara

con el menor escándalo posible

Prendedla

pero en este mismo instante

ahora que rueda por su rostro

el sudor que antecede a su calvario

Prendedla

mientras yo busco el árbol adecuado

del cual colgar estas monedas

que arden en mis manos

como hostias de traición

sobre mi lengua

(de Espalda mordida por el humo)

Trata de corzas

 

 

El tacto del tratante

sopesa la dudosa turgencia de mis vidas anteriores

 

Y al oprimir nudo a nudo gordiano

las axiales infamias de mi nomenclatura

los dedos le quedan impregnados

de esmeraldas tardías

 

El  tratante humedece su pulgar

y lo levanta al viento

luego rotura en línea recta

la estepa indivisible de mi espalda

 

hecho lo cual paga lo que peso

con perlas que escarba de su boca

 

Me lleva a sus dominios

me enseña el uso del cuadrante

y el uso manoseado del desuso

 

asignándome de una vez y para siempre

el nombre del día más largo de la Historia

 

El tratante lía su cigarro

y arroja sus botas un poco más allá de donde flotan

doradas moscas del más verduzco sueño

 

Mi uña más larga se introduce

en la cerviz aletargada del tratante

 

El tratante se baja de la hamaca

y me enseña el uso de la muerte.

 

 

   (Trata de corzas – de Patente de Corza – 1997)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Yo fui ese tren

 

 

Yo fui ese tren

que me dejó sin piernas

 

Yo fui quien se empujó

sobre el mismo segundo

en que la luz pasara

 

Un sin dolor estampa

la ausencia del dolor

en la mitad perdida

 

A varios años luz

de la estrella más próxima

arroja burbujas casi póstumas

la mitad mutilada

 

Yo fui ese tren – de Patente de Corza – 1997)

 

 

 

 

 

Cerceno mis pestañas

 

 

Cerceno mis pestañas

y rapo mi cabeza

 

Froto con un guante de crin

los bordes dentados

de un dios de alabastro

 

Vestida de azafrán

tomo asiento en el fin del mundo

como escriba sentado

como monja budista

como mujer que acaso

inclina su frente en el ocaso

 

Entrelazo mis varias manos

y retengo entre ellas

flores que aflojaré cuando pasen tus restos

 

Soy el mito

en cuyo alrededor

flamean las tinieblas

 

Soy la piedra que irradia

destellos insonoros

desde el sordo entrecejo

de algún dios que la olvida

 

(Cerceno mis pestañas – de Patente de Corza – 1997)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Abrazos arqueológicos 

 

 

Dos esqueletos juntos no hacen un amor prehistórico,

huesos ávidos de sí mismos

no hacen abrazos arqueológicos.

No necesariamente quienes ponen las mismas palabras sobre la mesa

mueren juntos en la misma cama.

Dos ausencias unidas por la espalda

duermen en un solo olvido.

 

Más piedras sobre estos huesos hubieran impedido

siglos de imprecisiones históricas.

Por ahora, todas estas palabras separadas

no forman más que momentos tardíos

dentro de un largo período deformativo temprano.

 

Vaciaré en bronce muecas zoomorfas

cuya estupidez vaya de oreja a oreja,

y colgaré una hamaca de cobre entre mis fosas nasales

para que así sea más fácil que pastoreen mi vida.

 

Si tenso el arco, como solía hacerlo,

le atinaré a la manzana de la garganta

y dejaré libre el pájaro de la cabeza.

Las puntas de estas flechas fueron sumergidas

en un odio de obsidiana,

no obstante, me curaré por su curare

de cualquier aberración histórica.

 

De huesos será la próxima crónica sobre la cual escriba.

Boomerang, regresa

y golpéame en esta terminal nerviosa

que aún emite señales.

 

(de Full de Reinas)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Se dividen las aguas

 

Se dividen las aguas

y cruza al fin mi voz

de esta hoguera a la otra

 

Atrás de mí se cierran

los fuegos indivisos

 

Atrás de mí

las hordas incendiarias

pudren mi carne cruda

entre sus flojos belfos

 

Avanzo

piso las ascuas del próximo milenio

 

Me enfrento a nuevas aguas las divido

 

Mi fuego se queda entre su fuego

y ya no cruza

de esta hoguera hasta aquella

que crema mis dos pies

en las cenizas

(de Patente de corza)

 

Mis dedos

 

 

Mis dedos

asesinos en serie de canciones

previamente violadas

oprimen el armonio

de mis miedos atávicos

 

Acordes profundos

distanciados entre sí

por compases en blanco

resuenan en el interior

de mi cartuja gótica

 

Un  grupo de frailes

vestidos de cenizas

ofrecen a los fieles

astillas de madero

y espinas de corona

 

Por la nave del centro

avanza hacia el altar

una mujer que lleva entre sus manos

un simple ramo de humo

 

Mis dedos seleccionan

canciones olvidadas

y escoge de entre ellas

aquella que posee

el poder de sanarme

 

 

La voz  de algún castrati

se eleva hasta los cielos

Una daga de luz

hiere de muerte

al Ángel de las Sombras

La mujer se detiene

al frente de una imagen

desprovista de senos

La imagen la desposa

poniendo en su anular 

un anillo oxidado

 

Por un vitral abierto

se escapa hacia los bosques

un velo desgarrado

 

Mis dedos

asesinos en serie

de canciones previamente violadas

le perdonan la vida

al ángel que ha caído

herido de amor sobre el teclado

 

 (de Espalda mordida por el humo  – 2015)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por la simple fricción

 

Por la simple fricción de las palabras

se llega al éxtasis.

En ésta, mi primera relación con el texto,

textualmente me revuelco en el lenguaje.

 

Entreabro los labios para decir “esta boca es mía”,

pero no sé si soy yo la que por esta boca está hablando.

 

No importa que nadie me recuerde en este último día

tan parecido al siguiente.

 

Algo que no es la rosa de otros días

fluye entre los muslos,

desangra para siempre entre los labios

la rosa que no vuelve.

 

(de Full de reinas)

 

Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.