El hecho de que Último regreso a Edén sea el décimo poemario de Sonia Manzano no es algo que se dé todos los días en nuestros lares. Y que todos tengan una calidad cada vez más uniforme es algo aún más infrecuente. Aunque la voz poética se considere <<una expulsada del Edén viajando en el vacío del destiempo>>, estamos ante un libro que nos acoge y no nos expulsa, que nos llena de cualquier carencia, un poemario publicado a tiempo por una de las orfebres más consecuentes de la poesía ecuatoriana.
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Contenido: 1. Último y no definitivo regreso a Edén — 2. Mancha oleosa — 3. Cadáveres de flores — 4. Frígida la palabra — 5. Palabra depravada — 6. Hembrus erectus — 7. Breves apuntes sobre el amor — 8. Horas — 9. Otros apuntes sobre el amor.
Cadáveres de Flores
Flores en mis tobillos
Flores alrededor de mis muslos
Flores brotando desde todos los orificios de mí
/cuerpo
Flores anales
vaginales
lacrimales
flores de turbios colores seminales
Flores perfumando el vino en que sumerjo
trozos de carne floja que morirán conmigo
Flores regadas por mi habitación vacía
confundidas con mis prendas interiores
Flores colgando del hacha del verdugo
flores orlando las sienes del desvelo
Flores que venderé a la entrada de un cine
y que arrojaré desde una rueda moscovita
Flores de plumas
flores de pelos
flores saliendo en procesión
desde un pubis despoblado
Flores adornando la montura
de la jinetera más joven
flores de vientos encontrados
flores de vientres encontrados
Flores colgando de la solapa de una gánster
flores de tallos largos
y corolas hambrientas
El día en que me ahogue para siempre
tendré repletos los bolsillos
con cadáveres minúsculos de flores
Palabra depravada
Debo tornarme irreconocible para todos:
no quiero que se me señale más
como una depravada de la palabra
Para que no se me relacione
con esa que viste y calza
a imagen y semejanza de su muerte
comienzo por sacarme el ADN
por tragarme los diuréticos que puedo
para sacar de mí
Hasta el último reflujo de mis flujos
Me rebano la yema de los dedos
previamente separada de sus claras
me desfiguro el rostro
con el filo de un prendedor antiguo
Debo burlar al solitario paparazzo
que con alas de ángel calcinado
me persigue bajo puentes laberínticos
bajo arcos de tugurios coloniales
o a través de esas autopistas
donde se hace factible
rebasar a la que lleva
credenciales con mi nombre
Por ahora
mi cabeza de hongo atómico
afloja sus manías criminales
mientras llora la ansiedad su llanto blanco
por la noche sin final que aún la espera.