- El nudo y el trino (1972)
- Casi siempre las tardes (1974)
- La gota en el cráneo (1976)
- La semana que no tiene jueves (1978)
- El ave que todo lo atropella (1980)
- Caja musical con bailarina incluida (1984)
- Carcoma con forma de paloma (1986)
- Full de reinas (1991)
- Patente de corza (1997)
- Último regreso a Edén (2007)
- Espalda mordida por el humo (2013)
Cadáveres de flores
Flores en mis tobillos
Flores alrededor de mis muslos
Flores brotando desde todos los orificios de mí
/cuerpo
Flores anales
vaginales
lacrimales
flores de turbios colores seminales
Flores perfumando el vino en que sumerjo
trozos de carne floja que morirán conmigo
Flores regadas por mi habitación vacía
confundidas con mis prendas interiores
Flores colgando del hacha del verdugo
flores orlando las sienes del desvelo
Flores que venderé a la entrada de un cine
y que arrojaré desde una rueda moscovita
Flores de plumas
flores de pelos
flores saliendo en procesión
desde un pubis despoblado
Flores adornando la montura
de la jinetera más joven
flores de vientos encontrados
flores de vientres encontrados
Flores colgando de la solapa de una gánster
flores de tallos largos
y corolas hambrientas
El día en que me ahogue para siempre
tendré repletos los bolsillos
con cadáveres minúsculos de flores
(de Último regreso a Edén)
Palabra de mujer
(A Susana Cepeda)
Una mujer se va a lanzar
desde lo más alto de su cerebro en llamas
tuvo que escoger
entre ser devorada por angustias dementes
o irse llevándose consigo
la parte más difícil de sí misma
Se ubica tras de sus espaldas
y se empuja hacia el vacío
Desciende velozmente
su cuerpo va chocando
contra ángeles de vidrio
ubicados sin remedio
en los pisos impares de la noche
y no llega a estrellarse
como estaba previsto
no se convierte en polvo
su cuerpo de por sí ya fragmentado
La salva su palabra
que se abre sensual y plena
en el último instante
Todo esto pasó
así como lo cuento
palabra de mujer
palabra sagrada
palabra por completo consagrada
a ser siempre mujer
sin dejar de ser palabra
( de Espalda mordida por el humo)
He vuelto a traicionarme
He vuelto a traicionarme
he vuelto a venderme
por una irrisoria cantidad de palabras
Cuando oraba
en el jardín de los cerezos
me he señalado
con este índice que hurga en mis neuronas
los últimos resabios del lenguaje
y le he dicho a mis persecutores
ahí esta
prendedla
esa es la mujer que ayuna en el desierto
mientras come
de lo más incorruptible de su carne
Ahí está la que se atribuye el rol
de sanadora de males
cuando no es capaz ni de sanar
la llaga que supura en su costado
No dejéis que escape a su destino
prendedla
qué os detiene para llevarla a rastras
hacia el monte que la espera
con una enorme cruz esvástica
Prendedla
antes de que haga uso de sus viejas artimañas
antes de que se ponga
a caminar sobre las aguas
antes de que multiplique los panes
y convierta su sangre
en vino coagulado
no os equivoquéis
es aquella a quien voy a besar en la mejilla
porque eso fue lo que acordamos
cuando me pidió que la entregara
con el menor escándalo posible
Prendedla
pero en este mismo instante
ahora que rueda por su rostro
el sudor que antecede a su calvario
Prendedla
mientras yo busco el árbol adecuado
del cual colgar estas monedas
que arden en mis manos
como hostias de traición
sobre mi lengua
(de Espalda mordida por el humo)
Trata de corzas
El tacto del tratante
sopesa la dudosa turgencia de mis vidas anteriores
Y al oprimir nudo a nudo gordiano
las axiales infamias de mi nomenclatura
los dedos le quedan impregnados
de esmeraldas tardías
El tratante humedece su pulgar
y lo levanta al viento
luego rotura en línea recta
la estepa indivisible de mi espalda
hecho lo cual paga lo que peso
con perlas que escarba de su boca
Me lleva a sus dominios
me enseña el uso del cuadrante
y el uso manoseado del desuso
asignándome de una vez y para siempre
el nombre del día más largo de la Historia
El tratante lía su cigarro
y arroja sus botas un poco más allá de donde flotan
doradas moscas del más verduzco sueño
Mi uña más larga se introduce
en la cerviz aletargada del tratante
El tratante se baja de la hamaca
y me enseña el uso de la muerte.
(Trata de corzas – de Patente de Corza – 1997)
Yo fui ese tren
Yo fui ese tren
que me dejó sin piernas
Yo fui quien se empujó
sobre el mismo segundo
en que la luz pasara
Un sin dolor estampa
la ausencia del dolor
en la mitad perdida
A varios años luz
de la estrella más próxima
arroja burbujas casi póstumas
la mitad mutilada
Yo fui ese tren – de Patente de Corza – 1997)
Cerceno mis pestañas
Cerceno mis pestañas
y rapo mi cabeza
Froto con un guante de crin
los bordes dentados
de un dios de alabastro
Vestida de azafrán
tomo asiento en el fin del mundo
como escriba sentado
como monja budista
como mujer que acaso
inclina su frente en el ocaso
Entrelazo mis varias manos
y retengo entre ellas
flores que aflojaré cuando pasen tus restos
Soy el mito
en cuyo alrededor
flamean las tinieblas
Soy la piedra que irradia
destellos insonoros
desde el sordo entrecejo
de algún dios que la olvida
(Cerceno mis pestañas – de Patente de Corza – 1997)
Abrazos arqueológicos
Dos esqueletos juntos no hacen un amor prehistórico,
huesos ávidos de sí mismos
no hacen abrazos arqueológicos.
No necesariamente quienes ponen las mismas palabras sobre la mesa
mueren juntos en la misma cama.
Dos ausencias unidas por la espalda
duermen en un solo olvido.
Más piedras sobre estos huesos hubieran impedido
siglos de imprecisiones históricas.
Por ahora, todas estas palabras separadas
no forman más que momentos tardíos
dentro de un largo período deformativo temprano.
Vaciaré en bronce muecas zoomorfas
cuya estupidez vaya de oreja a oreja,
y colgaré una hamaca de cobre entre mis fosas nasales
para que así sea más fácil que pastoreen mi vida.
Si tenso el arco, como solía hacerlo,
le atinaré a la manzana de la garganta
y dejaré libre el pájaro de la cabeza.
Las puntas de estas flechas fueron sumergidas
en un odio de obsidiana,
no obstante, me curaré por su curare
de cualquier aberración histórica.
De huesos será la próxima crónica sobre la cual escriba.
Boomerang, regresa
y golpéame en esta terminal nerviosa
que aún emite señales.
(de Full de Reinas)
Se dividen las aguas
Se dividen las aguas
y cruza al fin mi voz
de esta hoguera a la otra
Atrás de mí se cierran
los fuegos indivisos
Atrás de mí
las hordas incendiarias
pudren mi carne cruda
entre sus flojos belfos
Avanzo
piso las ascuas del próximo milenio
Me enfrento a nuevas aguas las divido
Mi fuego se queda entre su fuego
y ya no cruza
de esta hoguera hasta aquella
que crema mis dos pies
en las cenizas
(de Patente de corza)
Mis dedos
Mis dedos
asesinos en serie de canciones
previamente violadas
oprimen el armonio
de mis miedos atávicos
Acordes profundos
distanciados entre sí
por compases en blanco
resuenan en el interior
de mi cartuja gótica
Un grupo de frailes
vestidos de cenizas
ofrecen a los fieles
astillas de madero
y espinas de corona
Por la nave del centro
avanza hacia el altar
una mujer que lleva entre sus manos
un simple ramo de humo
Mis dedos seleccionan
canciones olvidadas
y escoge de entre ellas
aquella que posee
el poder de sanarme
La voz de algún castrati
se eleva hasta los cielos
Una daga de luz
hiere de muerte
al Ángel de las Sombras
La mujer se detiene
al frente de una imagen
desprovista de senos
La imagen la desposa
poniendo en su anular
un anillo oxidado
Por un vitral abierto
se escapa hacia los bosques
un velo desgarrado
Mis dedos
asesinos en serie
de canciones previamente violadas
le perdonan la vida
al ángel que ha caído
herido de amor sobre el teclado
(de Espalda mordida por el humo – 2015)
Por la simple fricción
Por la simple fricción de las palabras
se llega al éxtasis.
En ésta, mi primera relación con el texto,
textualmente me revuelco en el lenguaje.
Entreabro los labios para decir “esta boca es mía”,
pero no sé si soy yo la que por esta boca está hablando.
No importa que nadie me recuerde en este último día
tan parecido al siguiente.
Algo que no es la rosa de otros días
fluye entre los muslos,
desangra para siempre entre los labios
la rosa que no vuelve.
(de Full de reinas)
Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.