Caja musical con bailarina incluida.

Imprenta Arenas. Ecuador, 1984

Contenido: 1. Este Mar – 2. Odio con Ojos de Cobra – 3. Otro Delirio sin Chimborazo – 4. Entre Zapatillas y Tules – 5. Si Mal no Recuerdo – 6. Se va a Morir, Se va a Morir, Se Muere – 7. Volcánica en la Tierra que Apisona mi Prisa – 8. Escupo en la Raíz del Árbol – 9. El Orden de la Clave no Altera el Grito Morse – 10. Objeto Trasnochador no Identificado – 11. Paisaje con Clorofila – 12. Atropellas a un Pájaro – 13. Breve y Trágica Pincelada sobre Hiroshima – 14. Helado con Cianuro – 15. Con alguno de estos analgésicos – 16. Poema con Gotas de Perfume – 17. Agua que no haz de beber – 18. Si estos ojos se tienen que volver tierra – 19. No Pidas al Tiempo Nada – 20. Los Nada Gentiles Escritores Machos – 21. Todavía no me las Cobro – 22. Al Pasar por una Cerca – 23. Navidad 1983 – 24. Coplas para Después de una Muerte – 25. Llamamiento a Filas – 26. Substancia de un Color Indefinido

Entre zapatillas y tules

Se vende la bailarina rota

de mi caja musical,

se vende la música completa

de mi celeste bailarina.

Se vende el único diente con el que muerden

– por turnos estrictos –

tres tristes viejas

metidas en un lagrimal.

Se vende el pez que no murió por su boca,

porque fue uno de los ciento que se le

fueron volando

a quien, queriendo abarcar mucho,

poco apretó a ese brillante corazón azul

que por otro lado

había sido el único realmente humeante

dentro de su bola mágica.

Se venden soldaditos de pecho

para niños de plomo,

se venden botones

para caballeros de tagua

y medias al mayoreo

para señoritas de seda.

Se vende una peineta

perteneciente a una antigua doncella de carey

(que después fuera una dama de prestigio,

luego de que montara un negocio

en el que alquilaba antifaces para aventuras

de fantasía

y trajes de amplios pliegues

para bailes de tafetán).

Se permuta un lote de porcelana fina

por un loto de cristal que esté

imperceptiblemente rajado.

Se vende la bailarina rota

de mi caja musical,

apenas le faltan tres sonidos

y algo de su vestido de tul

que se le fue flotando.

Si mal no recuerdo

Estoy dispuesta a someter a mis reliquias

a la prueba del carbono catorce:

quiero saber qué edad tiene

esa flor que deshojaron para otra

pero cuyo último pétalo guardé para mí

sin que legalmente me perteneciera.

Pobre flor – «que mal naciste» etcétera –

pobre quien la deshojara,

más pobre quien no la recibiera;

pobre yo, con este solo pétalo,

con esta sola dadiva rosada:

jamás podré decir que mi corazón calzaba

justo con el tamaño de ese pétalo.